Enero 2015:
Se muere mi abuela. Hace cinco años que no para de morirse todo el mundo. Me siento una experta en salas de espera, charlas con médicos, pastilleros y andadores.
Enero 2015:
El sol se pone y el volcán Lanín se vuelve fucsia, después naranja, blanco resplandeciente y luego desaparece en la noche.
Enero 2015:
Vuelvo al antro berlinés en el que siempre pasa algo fascinante. Esta noche regreso a casa acompañada. Casi no siento frío pese a que llevo el abrigo desabrochado y el vestido medio abierto. Corremos por la calle saltándonos los semáforos, la ebriedad me permite casi levitar. Noto como en ambos extremos me cogen fuerte de la mano. Reímos a carcajadas y siento que hablo perfectamente alemán. Tengo mi primer trío.
Enero 2015:
Estoy en el lugar donde se cuentan los sufragios de la elección a Presidente de la República. Gana nuestro candidato. No lo puedo creer.
Enero 2015:
Tengo que desempacar las cajas de la mudanza por doceava vez. Esta vez lo haré todo yo sola.
Enero 2015:
Recorro Perú y Ecuador con mochila. Leo mucho. Hago amistades. Quiero a un chico. Conozco a un poeta ecuatoriano y me empiezo a interesar por la poesía.
Enero 2015:
Visito el zoológico con mis sobrinos. Llegamos a la jaula de mi preferido: el tigre. Cautivo, aletargado, casi atontado, su mirada hueca. Nada en común con el que corre en libertad por bosques y montañas. No veo motivo para llamar a los dos con el mismo nombre.
Enero 2015:
Estoy en el quirófano. Sin avisarme me sacan la manta que me cubría y puedo ver a mi bebé saliendo de mi panza. Se pone negro, le falta el aire, pero está vivo. Tiene seis meses de gestación.
Febrero 2015:
Abro mi corazón por primera vez a alguien. Espero que esto funcione.
Febrero 2015:
He tomado la decisión, ya no somos el uno para el otro, no queremos las mismas cosas. París ha dejado de ser mágica a su lado, sé que es hora de continuar mi camino. Llego a casa, lo miro y lloro.
Febrero 2015:
Mi mamá no para de gritar como una loca. Claro que imaginé que se iba a poner mal cuando le dijera que soy gay, pero tirar el cenicero de cristal contra la mesa de centro me pareció una exageración. Todos me dijeron que ya lo sabía. A mí me parece que no.
Febrero 2015:
Un día antes de San Valentín pierdo mi virginidad. Llevo sangrando todo el día. Lo hacemos con ropa.
Febrero 2015:
Alejandro y yo llegamos a la unidad de neonatales. Mi bebé respira solito. Le han sacado el respirador. Lo vemos darse vuelta y sonreírnos por primera vez.
Febrero 2015:
Me voy de Inglaterra hasta Gales y veo la nieve por primera vez. Tomo un té en la estación de tren y me doy cuenta de que estoy en un país en el que no conozco a nadie.
Febrero 2015:
Contra todos mis prejuicios me decido a estudiar astrología.
Febrero 2015:
Suena el timbre, abro la puerta y entra mi mamá acompañada. «¿Y este perro?», pregunto sorprendida mientras me salta. «Se llama Luna y es para vos». No sé qué hacer. Abrazo a las dos, adoro a los perros. Estoy muy emocionada. Veo cómo mi noche se ilumina.
Febrero 2015:
Le doy el regalo perfecto a la mujer más increíble del mundo.
Febrero 2015:
Cruzo la puerta de embarque rumbo a Salt Lake City, respiro profundo, voy muy nerviosa y con miedo. El avión despega, aprieto con fuerza el asiento, cierro los ojos y rezo para que se me quite la ansiedad y el miedo a las alturas. Al rato se me pasa y empiezo a preguntarme cómo será esta nueva aventura.
Marzo 2015:
Le digo a Pablo que debo dejar su amistad porque empiezo a experimentar sentimientos que no creo correctos. Pienso que es casado y tiene una hija, no puedo hacer lo que me hicieron a mí. Pero se burla, se ríe de mí, me hace sentir culpable. Parece que se trata de un juego al que no sé jugar.
Marzo 2015:
Entro a estudiar, siento que me equivoqué.
Marzo 2015:
Felipe y yo nos vamos a vivir juntos. Ahora creo en el amor. Nos espera un monoambiente.
Marzo 2015:
Entra como si fuera el dueño del lugar. Nos miramos intensamente, yo en una punta, él en la otra. Siento como si lo conociera de otra vida, de repente no existe nadie más a mi alrededor. Nos cruzamos, me presento.
Marzo 2015:
Entro a trabajar a Luxottica, conozco a Alejandro Pacheco.
Marzo 2015:
Estoy a media carcajada con un amigo al teléfono cuando me entra otra llamada. Cuando retomo la conversación no puedo hablar a causa del llanto. El doctor me acaba de decir que tengo principios de cáncer.
Marzo 2015:
Mi hermano, el más chico, quiere dejar la escuela.
Marzo 2015:
Conozco a un hombre maravilloso que me hace dudar tanto. Me enseña mucho sobre el amor y sobre mí.
Abril 2015:
Muere mi hermano mellizo.
Abril 2015:
Es de madrugada y vuelvo caminando sola a casa. Veo una sombra que se va acercando cada vez más. Empiezo a correr pero me alcanza justo en la puerta de mi edificio. Siento mucho dolor en el pecho y veo en cámara lenta cómo saca un arma y me golpea una y otra vez. Se va corriendo, no me roba nada. Junto mis cosas y entro a casa.
Abril 2015:
Estoy frente a la computadora mirando pasajes para ir a Londres y pienso: «Saco solo ida, estoy harto de mi trabajo».
Abril 2015:
Tomo cerca de veinte pastillas y todo comienza poco a poco a desaparecer. Me caigo al piso y aparezco en la nada, todo es oscuro, todo es tranquilo. Al fin me siento en paz.
Mayo 2015:
Me encuentro con Ela en casa de sus papás para festejar a Matías. También está Anni y comemos los platos típicos de Alemania. ¡La mamá de Ela cocina delicioso!
Mayo 2015:
Estoy entrando en quirófano para hacerme un bypass gástrico que llevo casi 4 años esperando. Entro con 130 kilos. Algo me dice que esta operación va a ser un éxito.
Mayo 2015:
Lo veo y mi corazón se acelera. Las manos me sudan. Me hace ruido el abdomen. Lo sé. Estoy enamorada.
Mayo 2015:
Un meteorito atraviesa el cielo de Madrid y se estrella en el Vicente Calderón. Aparece Angus Young y me giro para ver la cara de Hugo y Sam. Me encuentro a miles de personas grabando con sus móviles lo que pasa en el escenario mientras ellos son de los pocos que atienden sin pestañear.
Mayo 2015:
Estoy en Bagán. Le explico al guardia de un templo muy concurrido que tengo que volver a entrar porque perdí las llaves de la moto que alquilé. Cuando vuelvo a salir veo al guardia buscando las llaves en el camino de tierra. Lo ayudan vendedores ambulantes, choferes, niños y niñas.
Mayo 2015:
Estoy sentada en la calle, él toma mi mano. Todo se vuelve oscuro. Estoy de pie, me está besando. Abro los ojos, subo unas escaleras. Apagan la luz y siento roces por todo mi cuerpo. No logro apartarlo. Despierto en una cama que no es mía, estoy desnuda y creo ver sangre. Reviso mi teléfono: muchas llamadas perdidas. Me fui después de intentar vomitar. Perdí mis lentes y más, mucho más.
Mayo 2015:
Mi terraza, la vista, el calor. Y las plantas. Sólo hay doce macetas, pero parecen una jungla lujuriosa y sobrecogedora creadora de vida. Abejas, hormigas, mariposas y «tarentes», la versión local de la lagartija. Felicidad total, instantánea.
Mayo 2015:
Me voy sin permiso a casa de mi pareja. Echo a correr desesperada para no perder el bus, tropiezo y caigo por un cerro.
Mayo 2015:
Un calor insoportable invade mi cuerpo a las seis de la mañana cuando mi papá me llama para avisarme que murió mi abuela materna.
Mayo 2015:
El cura dice: «¿Lo aceptas como esposo?». Yo contesto con voz entrecortada: «Lo acepto». Se me salen unas lágrimas y lo miro, ambos estamos muy emocionados con los ojos llorosos.
Junio 2015:
Vuelvo de Berlín y un chico, con el que apenas había salido dos veces, me viene a buscar al aeropuerto de Buenos Aires con una valija y un café. En la valija tiene su ropa y manjares para hacer un desayuno. Su plan es venirse a vivir a casa y yo lo dejo.
Junio 2015:
Por fin logro sacar andando del «garage» mi primer auto, después de poner mucho empeño y varias rabias en arreglarlo.
Julio 2015:
Pasamos la noche juntos por primera vez. En la oscuridad total, me abraza pecho a pecho. Sólo se oye su respiración.
Julio 2015:
Luego de ganarme una beca de estudios en Italia y pisar tierra europea por primera vez, me escapo dos días a París. Duermo poco y camino horas y horas seguidas hasta llenarme de curitas los pies. Me siento libre y plena como nunca antes.
Julio 2015:
La nieve es espumosa, suave, blanquísima y en cantidades. Puedo sentirla en la cara, cae como plumitas. Estamos los cuatro enterrándonos hasta la mitad de las piernas. Al llegar a la esquina vivimos el momento más divertido, más azul, la luz es especial y las niñas juegan. Todos reímos, parece que flotáramos.
Julio 2015:
Caminando por la calle mientras llueve a cántaros mi paraguas se atora y un amigo me dice «tranquila, soy ingeniero, yo lo reparo». Me entrega después dos piezas rotas y regresamos borrachos y mojados a nuestra casa bailando bajo la lluvia.
Julio 2015:
Regreso a las raíces, los 18 son los 60, mi vocación está intacta. Como voluntaria del Hogar de Cristo me siento útil, soy parte de la alegría de otras personas.
Agosto 2015:
Nuestro objetivo es hacer 500 km en bicicleta en siete días. No me siento para nada preparada físicamente y tras los primeros 40 km las piernas ya no rinden. Es el cansancio más doloroso que experimento, pero logro terminar con una sonrisa de gran satisfacción.
Agosto 2015:
Me caso con mi novio británico por lo civil. La boda es sencilla y muy romántica. Me ha esperado cuatro años. Es el hombre más sensato que conozco.
Agosto 2015:
Visito a Ana por primera vez en la Dänenstrasse. Me regala un diccionario para que apuntemos las palabras que pertenecen a nuestro lenguaje privado. «Dankbarkeit – Gratitud», «Pantoffeln – Zapatillas», «Vewandlung – Transformación» y «Katalog – Catálogo» son parte de nuestro vocabulario básico.
Agosto 2015:
Viajo a Europa por primera vez con mi prima Lourdes. Nos separamos en dos recorridos por los distintos gustos que tenemos. Recorro Londres sola y tengo recuerdos de Oliver.
Agosto 2015:
Estoy arriba de un flete con todas las cosas que fui juntando a lo largo de mis estadías en mis casas. Estoy dejando un monoambiente recién alquilado. Ya no quiero vivir solo. La empresa de fletes se llama Honda Verde.
Septiembre 2015:
Estoy en el gimnasio, lista para una hora de actividad cardio. Antes de subirme a la máquina, recibo un mensaje de mi hermano: «Ñañita querida, me caí de la moto. Tengo una fractura en el hombro, me van a hospitalizar». Lo leo con lágrimas en los ojos, es mi único hermano. Me encuentro a 10.000 km de distancia y el mundo se me vuelve un nudo.
Septiembre 2015:
Tengo dos meses de atraso. Voy al ginecólogo, me hago una prueba y sale negativa. No estoy embarazada.
Septiembre 2015:
Estreno documental sobre la primera chica transexual de Santa Cruz en practicarse una cirugía de reasignación de sexo. Esa chica es mi mejor amigx de la infancia en ese pueblo de 150 personas. Siento que se hace justicia poética. Estoy en paz con el tiempo y con la vida. Crezco.
Septiembre 2015:
Mi habitación de la infancia queda vacía por completo. Cajas, polvo, libros. Mamá me abraza fuerte. Creo que llora un poco.
Octubre 2015:
Presento mi primer largometraje en Berlín.
Octubre 2015:
Luego de vivir momentos de excesos y risas por una semana con amigos y desconocidos en una casa de la playa, salgo a caminar de noche, solo y sin rumbo, recorriendo el litoral. Hace frío y deseo la compañía de alguien que interrumpa el murmullo de mis pensamientos.
Octubre 2015:
Son las once de la noche, hace calor en casa y estoy pariendo a mi hija junto a mi pareja y una matrona.
Octubre 2015:
Voy con mi hermano a ver a mi abuelo en el geriátrico donde está internado. Ha decidido dejar de comer porque la angustia por la muerte de mi abuela es insoportable para él y quiere morir. Le decimos que lo queremos mucho. Responde con sus últimas fuerzas: «Yo también».
Noviembre 2015:
Decido cambiarme de universidad por él, estoy asustada, espero no arrepentirme.
Diciembre 2015:
Me doy cuenta de que mi vida en Buenos Aires es un callejón sin salida para mi crecimiento. Decido que necesito nuevas oportunidades, un nuevo aire, nueva gente. Elijo Berlin. Creo que será mi lugar en el mundo.
Diciembre 2015:
Conozco al amor de mi vida, a esa persona que va a estar hasta el último día a mi lado y yo al suyo. Mágico, a flor de piel, vivo, adrenalínico, perfecto, amor sano y real, verdadero.
Diciembre 2015:
Estoy en mi primera sesión de Reiki. Hace dos semanas hice una fibrilación auricular y me hicieron una cardioversión eléctrica: un shock para que el corazón recupere su ritmo natural. Cuando Mary, la reikista, apoya sus manos sobre mi cabeza, me largo a llorar como casi nunca antes lo había hecho. Ahí me doy cuenta de la angustia y el miedo a morir que sentí.
Diciembre 2015:
Es la primera noche en nuestro departamento. Nos tomó un buen tiempo decidir si queríamos vivir juntos, y mucho más encontrar un lugar. Nos vamos a dormir y siento que he vivido aquí toda mi vida.
Diciembre 2015:
Obtengo más de 700 puntos en la prueba de selección universitaria. Es la segunda vez en la vida que la rindo. Mis amigos me celebran y yo no lo creo. Mi pareja me dice que no debería haber quedado seleccionada, que yo no leo, que qué voy a hacer allá. Le pido que se vaya de la casa. La relación se termina definitivamente.
Diciembre 2015:
Me mudo a un departamento más grande con mi marido Alejandro y mi bebé. Mi marido tiene que trabajar a la noche y decido quedarme sola. Duermo en un colchón en el piso con mi bebé. A pesar de que vivimos en una séptima planta, a la noche me entra pánico de que alguien entre por el balcón. Cuando abrazo a mi bebé se me pasa.