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Enero 2010:
Llamo a mi mamá desde un teléfono público en un pueblito de Bolivia y me cuenta que mi papá se murió. No sé qué decir.
Enero 2010:
Me llama mi viejo: mi abuela está peor. Suspendo mis vacaciones en Valizas y viajo a Montevideo. Llego justo a tiempo para despedirme de ella. Hoy es 18 de enero.
Enero 2010:
Soy abuelo por primera vez a mis 60 años. Lautaro me despierta una enorme ternura. Me doy cuenta de algo que no sabía: mi mujer y yo lo estábamos deseando.
Febrero 2010:
Milo nace en el agua y sale como pez flotando. Arriba cuelgan unas estrellitas y nos sentimos felices. Es tibio y calladito como un beso.
Febrero 2010:
Llego a un lugar de camping de Alto Vilche, en Talca. Es muy bonito el paisaje, mucha vegetación y árboles por todas partes, el cielo también está despejado de día y de noche, sin contaminación alguna.
Febrero 2010:
Estoy en casa durmiendo, escucho la voz de mamá por la noche, me ordena que me levante de la cama por un gran sonido que empieza. Pienso en decirle que se calme porque es el tren el que lo produce. En Santiago no hay trenes, el sonido es por el terremoto que comienza.
Febrero 2010:
Mi hermano llora, ladran los perros, se escucha un ruido estremecedor. Me visto apresuradamente y mi papá me dice: «no pasa nada, anda a acostarte». Suenan las ventanas, salimos corriendo, es mi primer terremoto.
Febrero 2010:
Llegamos en la noche. Me encuentro un poco bajo de ánimos, yo no quería regresar de Vilches. Todos estamos cansados así que nos vamos temprano a dormir. Pasadas varias horas despierto desconcertado, la casa se mueve y hay mucho ruido, destellos anaranjados y celestes iluminan la penumbra de la noche. Es un terremoto muy fuerte.
Febrero 2010:
Un hombre deja a su novia. Por primera vez en mi vida siento que ese hombre es mi padre.
Febrero 2010:
Un leve movimiento nos despierta. Solo tarda un par de segundo en hacer colapsar la casa. Es el primer terremoto que vivo.
Febrero 2010:
Miro por la ventana del micro y saludo. Toda mi familia mira emocionada desde abajo. Me voy solo a otro país por primera vez.
Marzo 2010:
Pido silencio en el set de rodaje. Motor. Cámara contesta: «Motor». Sonido contesta: «Grabando». Y yo grito mi primer: «¡Acción!». Siento poder.
Marzo 2010:
Estoy en la sala de partos. Es de madrugada y estoy exhausta. Mi hijo nace, azul, inmóvil. Creo que está muerto.
Marzo 2010:
Nace nuestra hermosa y amada Ofelia. Es el mismo día que el cumpleaños de mi mamá.
Marzo 2010:
Después de una semana en la unidad de cuidados intensivos mi abuela amada murió. Soy la única de la familia que está tranquila. Nadie entiende que la pérdida la sufrí sola en el momento en el que la ingresaron en el hospital. Yo sabía que no iba a volver y fui la primera en dejarla ir.
Marzo 2010:
Voy en el 29 a San Telmo porque va a tocar Babasónicos. Salimos del recital con Ramiro. Nos quedamos hasta las tres de la mañana en la puerta de un cine y nos cambiamos las zapatillas.
Marzo 2010:
Leo sobre la cama, pienso seguir así hasta que tenga alguna idea sobre cómo continuar.
Marzo 2010:
En la secundaria decido empezar el año sola en un nuevo curso y conozco a personas con las que por fin me siento cómoda.
Abril 2010:
No tengo trabajo y vuelvo a vivir en casa de mi madre. Estoy paseando al perro y quiero comprar cigarrillos. Saco del bolsillo un euro con veinte céntimos. Es todo lo que he conseguido reunir en 31 años. Decido cambiar de vida.
Abril 2010:
En el programa figura mi nombre como directora, así que debe de ser cierto.
Abril 2010:
Estoy sentada con las piernas cruzadas en un templo budista y medito por primera vez. Siento la espiritualidad como una fuerza nueva que crece en mí y que nunca me dejará. Tras cuatro años de yoga estoy en un camino que me marca mi lugar y mi sentido en el universo, que me permite aceptar y dejar ir. Estoy agradecida.
Abril 2010:
Estoy embarazada por segunda vez, lo deseo y es emocionante. Pero coincide con el diagnóstico de Alzheimer de mi madre, con 60 años. Estoy asustada, tengo miedo y miedo de transmitirle al bebé ese miedo.
Abril 2010:
Voy a mi primera clase del taller de comedia musical un viernes. Estoy nerviosa. Ahí encuentro a 14 chicas que comparten mi pasión.
Abril 2010:
Me comunica el director del Grupo de investigación de pedagogía que los alumnos me han elegido Profesora Memorable de mi departamento y que se hará un libro sobre mi carrera docente. Me apoyo contra la pared y se me empiezan a caer las lágrimas.
Mayo 2010:
Como todos los últimos días, hablo con mi padre de un tema difícil. Hablamos de su dificultad para aceptar las cosas como son, y para asumir que ha dejado de estar a cargo. Le recuerdo que siempre le gustó aprender. Me dice que le da miedo el vacío. Le digo que él sabe bien que aprender viene acompañado de miedo, pero que también abre a algo nuevo. Luego él se muere. Así de simple.
Mayo 2010:
Hago un viaje de Yoga con una amiga. Yoga por primera vez. Todas las tensiones me abandonan. No puedo dejar de llorar a moco tendido. Vuelvo a casa como si hubiera renacido. Yoga y yo vamos de la mano.
Mayo 2010:
El profesor nos dice que escuchemos la música con los ojos cerrados y que nos paremos. Nos sitúa frente a otro compañero con los ojos también cerrados. Nos pide que imaginemos a una persona a la que queramos pedirle perdón y que abracemos a quien tenemos enfrente. Después de eso, todos estamos llorando.
Junio 2010:
Es mi viaje de 15 años y junto a mi familia viajamos a Los Ángeles, también conocida como «La La Land». De allí nos subimos a una camioneta y recorremos 435 km pasando por lugares de California que son realmente de película.
Junio 2010:
Con las manos aún con olor a almendra y oporto tomo tu mano. Estoy muy cerca de ti, suena tu respiración forzada. Te miro como se mira la última vez. Desconecto la máquina. Todo es silencio, termina el dolor y empiezo a escuchar mi llanto.
Julio 2010:
Recorro Auschwitz con un grupo de turistas. Llueve de a ratos. La guía nos explica sofisticadas técnicas de exterminio mientras vemos pilas de zapatos de niños, pelo humano en madejas interminables, valijas antiguas, garrafas vacías. Las lágrimas me nublan la vista, y así evito confirmar que algunos pasean por las barracas como si fueran los pasillos del Louvre.
Julio 2010:
Tengo una de esas conversaciones «filosóficas» con mi madre. Por algún motivo le digo: «y pensar que hay gente tan loca que piensa que el mundo es producto de su imaginación». Esas palabras vuelven a mí cuando me acuesto. En medio de la oscuridad, siento una lucidez perturbadora, una presión en el pecho. La angustia no me permite dormir.
Julio 2010:
Saludo final al terminar la función de «Tres miradas, una danza». Mi novio aplaude en primera fila al lado de su hermana, su cuñado, sus abuelos y sus padres. Todos me vinieron a ver. Él sonríe porque me ve hacer lo que me gusta. La función salió bien pero me gustaría que mis compañeras fueran menos acartonadas y que pudiéramos bailar juntas algo realmente auténtico. No se los digo nunca
Agosto 2010:
Es el día más feliz de mi vida: me caso. Antes de ir al altar, pido la bendición a mi abuelita materna. Ella está tan contenta como yo, pero no recuerda quién soy. Lloro en silencio.
Agosto 2010:
Nace mi hija. Su pelo oscuro es lo primero que veo. Cuando termina de salir del vientre materno es un ser extraño al que estoy unido. La miro con amor y desconocimiento. No tengo ni la más remota idea de ser padre.
Agosto 2010:
Hoy es el día más importante del año, mi cumpleaños. ¡Me encanta cumplir años! Son 50 así que hay doble celebración: primero cena exquisita con familia y más tarde festejo a lo grande con amigos. La fiesta no puede ser más linda. ¡Un espectáculo teatral y musical como regalo sorpresa incluido! Estoy feliz, pero no puedo parar de llorar. Sé que papá no estará cuando cumpla 51.
Agosto 2010:
Viaje con amigas, tarde de sol en invierno, recorremos el lugar en bicicleta.
Agosto 2010:
Después de mudarme a otro país, lejos de todo lo que quería y conocía, tengo mi primer día de trabajo. En el encuentro con mi nuevo jefe se concentran todos mis miedos y dudas con respecto a las decisiones que tomé y que me llevaron hasta acá.
Agosto 2010:
Empiezo los estudios de dirección en la Escuela Superior de las Artes de Zúrich.
Agosto 2010:
Camino con mi papá y hablamos de arte. Bajamos la barranca para llegar a casa. Es de noche.
Agosto 2010:
Muerte de mi papá.
Agosto 2010:
Bajando las escaleras mecánicas de la estación de tren del World Trade Center. Cruzo la mirada con ella y a pesar de llevar auriculares hay comunicación. Una vez en el tren me acerco y conversamos todo el viaje.
Agosto 2010:
Me regalan un labrador dorado, lo nombro Román. En el taxi de vuelta a casa me hace pis encima. Cuando llegamos dormimos una siesta en el sillón, él se acomoda arriba de mi panza. Somos un sueño arriba de otro.
Septiembre 2010:
Como no queda más espacio en la casa me llevo el colchón al teatro y lo pongo en medio de la sala. Es el dormitorio más grande que jamás he tenido. Y ahí es donde hacemos el amor.
Septiembre 2010:
Llego a mi primer departamento en Berlín y tengo una sensación de alegría y de vacío al mismo tiempo. No hay nada en el lugar, sólo yo y mis maletas. En ese momento me doy cuenta de que lo he logrado.
Septiembre 2010:
Estoy frente a Luna Park con un chico que conocí, no podemos entrar porque ya es tarde pero decidimos caminar hacia el Harbour Bridge, en donde estamos teniendo una plática que seguro durará horas.
Septiembre 2010:
Conozco a Brenda en la universidad y me motiva a querer comenzar una carrera profesional.
Octubre 2010:
Mi marido ha muerto. Todavía no lo he superado, pero sigo creyendo en mis objetivos vitales. Me ayudan a adaptarme lentamente a la soledad y a convencerme de que la vida merece la pena a pesar del sufrimiento.
Octubre 2010:
Tengo a mi bebé a upa. Jugamos en la terraza, lo acuesto en mis brazos y los dos giramos a toda velocidad. Los colores que nos rodean se aceleran. Mi hijo ríe y yo veo que asoma, como una puntilla de encaje, su primer diente.
Octubre 2010:
París. Mi matrimonio termina en un skype.
Octubre 2010:
Mi abuela quiere verme. Le pregunto qué pasa y no responde. Me agarra de las manos y lagrimea. Me dice apenas «te quiero muchísimo». «Yo también, te quiero un montón» le respondo. Le doy un beso en la frente, nos miramos una vez más y salgo llorando. Es la última vez que nos vamos a ver.
Octubre 2010:
Día de la madre. Día de mi mamá. Con algunos regalos y discusiones que terminaron en anécdotas.
Noviembre 2010:
Por primera vez en mi vida le grito a mi padre. No tengo nada que perder porque ha dejado de importarme lo que piense. Me siento liberada.
Noviembre 2010:
Luego de cuatro años de intenso despliegue creativo, de mucho aprendizaje personal y en conjunto, me recibo de actriz en la Escuela de Arte Dramático de la ciudad de Buenos Aires.
Noviembre 2010:
Me despido de Barcelona, de los amigos, del mar y de la montaña. Es hora de volver a casa.
Noviembre 2010:
Voy a un concierto de mi banda favorita. Estoy enamorada del cantante y verlo del tamaño de una uña en el escenario hace que me vuelva loca. Al día siguiente estoy afónica, con un moretón en el brazo y una nota roja en la prueba final de matemáticas.
Noviembre 2010:
Estoy acompañando a mi mujer quien lleva ya cinco horas de parto cuando finalmente presencio con detalle el nacimiento de mi primer hijo. La partera lo agarra y me lo da diciendo: «Nicolás, agarrá a tu bebé». No puedo creer que esa cosa mojada, sucia, caliente y resbaladiza sea mi esperado hijo.
Noviembre 2010:
Me convierto en la amante. El silencio casi me desgarra. Me juro a mí misma que jamás volveré a negar mi amor.
Noviembre 2010:
Después de 13 años viviendo en Montevideo, vuelvo a vivir en Rocha.
Diciembre 2010:
Mi hermano regresa a Chile luego de diez años y abraza a nuestro papá. En ese momento todos nos largamos a llorar.
Diciembre 2010:
Estamos escondidas en el camarín. Escucho y veo a la gente entrar. Familia, amigos. Queremos dejar de ver, pero no podemos. Escuchamos nuestros nombres y una adrenalina nos recorre. Apagón. Es momento de jugar por primera vez.
Diciembre 2010:
El teatro está lleno. Salgo a bailar con una alegría enorme. Veo a mi familia emocionada en el público. Por primera vez participo en el cuerpo estable del ballet.