Enero 2007:
Lucas está aquí. Le veo la cara, le siento su piel, lloro sin parar de emoción.
Enero 2007:
Ailéen se va mañana a Suecia y sé que no la voy a ver más. Hablamos mientras termina su maleta, como hacemos desde chicas, por horas. Hace mucho frío en Santiago y ha comenzado a nevar, lo que me da más pena aun.
Enero 2007:
Cumplo los treinta y recibo una propuesta de matrimonio. No puedo comprender por qué me quiere.
Enero 2007:
«¡Vení a saludarme!», dice mientras arrastra la silla que había adoptado como andador. «¡Chau, Abu!», le digo desde la mesa mientras termino la tarea de matemáticas. «Últimamente le encanta llamar la atención. Vivimos llamando a la ambulancia y nunca tiene nada, siempre vuelve el mismo día», le digo a la novia de mi hermano que me ayudaba. No vuelve.
Enero 2007:
Me acompaña a esperar el remís a la puerta del salón donde Sally festejaba sus 15. «¿Me pasas tu número de celular?», me pregunta. Se lo paso mal. Dos años después es mi novio.
Febrero 2007:
El casamiento de mi primo y un congreso me facilitan tener unas vacaciones de un mes en Argentina después de casi dos años sin volver. Me entero de que tendríamos posibilidades de volver a Rosario a trabajar. Volvemos al país del norte contentos porque esa experiencia tiene fecha de vencimiento.
Febrero 2007:
Veo como matan a una inocente vaca.
Febrero 2007:
Voy con una amiga a ver murgas. El cuplé de la Catalina me enloquece. Al llegar a casa, comienzo a escribir mi primera novela.
Febrero 2007:
«Venite ya, está con trabajo de parto» —dice mi vieja. Tomo un taxi para ir a buscarla y cuando llego a casa ya está preparada con el bolso. Mi otro hijo se queda con los abuelos y llora porque quiere venir con nosotros. Llegamos a la maternidad, pone un pie en la vereda y al pararse rompe bolsa. Una gran cantidad de líquido se derrama en la calle.
Febrero 2007:
Nos mudamos a la casa del Bajo.
Febrero 2007:
Primera vez que viajo a Estados Unidos para la boda de mi prima. Primera vez que me enamoro de un lenguaje que no es el propio.
Febrero 2007:
Viernes por la mañana, suena el teléfono y mamá atiende. La miro mientras habla y la veo palidecer. Cuando corta me avisa de que papá falleció en un accidente. Me pide que despierte y avise a mis hermanos. Voy llorando y los despierto de a uno, pero no me salen las palabras. Nunca tuve que decir algo tan difícil.
Marzo 2007:
Mis compañeros se acercan con entusiasmo al carismático profesor nuevo. Le hablan de sus intereses, le preguntan cosas. Me acerco también, y empiezo a tirar de su chaqueta para que me note. Él voltea hacia mí enojado: le ha molestado sobremanera que lo llame tío y que, con nueve años, tire de su ropa como una niña chica. Me empieza a regañar ante la mirada de todos y no sé cómo reaccionar.
Marzo 2007:
Decido que el teatro sea mi fuente de ingreso y comienzo a estudiar la carrera de profesora de artes. Dejo mi trabajo en la fábrica, donde me explotan y nunca tendría futuro.
Marzo 2007:
Mi madre llega del trabajo exhausta, se acuesta y duerme. Mi hermana llora, tiene menos de un año. La tomo en brazos y le canto hasta que se duerme. Es la persona que más amo en el mundo.
Marzo 2007:
Tras mucho esfuerzo termino la facultad. Me recibo de licenciada en Artes en la UBA.
Marzo 2007:
Mi hija Consuelo llega a Santiago para estudiar en la Universidad de Chile y se queda conmigo en el departamento de mi madre, donde estoy desde que me separé por segunda vez. No vivo con ella desde que tenía dos años y me separé de su madre.
Mayo 2007:
Tras la conversación con David voy caminando por Viena como si flotase. En la tienda de un museo veo un reloj. En la esfera está escrita la palabra «jetzt», ahora. Me lo compro y decido que voy a empezar a trabajar en mis propios proyectos ya.
Mayo 2007:
A un mes de la muerte de Julia, muere Ana. Ese mismo día se cumplen seis meses de la muerte de Miguel.
Mayo 2007:
Tengo 9 años, y me llevan al psicólogo porque no quiero ir al colegio. Lloro mucho y hago escándalos para no salir de la casa. Me diagnostican finalmente que tengo depresión.
Mayo 2007:
Revisando la infraestructura en uno de los posibles nuevos colegios en que me matricularían me topo con un curso en clase. Al mirar por la ventana me encuentro frente a frente con un antiguo amigo de otro colegio. Grita tan fuerte que llama la atención del profesor. Este hace que me presente frente al curso. Digo que soy un dinosaurio.
Junio 2007:
Nace mi hija. Es el segundo niño. Me parece como un regalo esperado del cielo. Estoy agradacida y contenta y feliz como nunca antes. El mundo se siente completo. Voy a protegerla. Vuelvo a creer en lo bueno y en Dios.
Junio 2007:
Repruebo todas las materias en la escuela y le miento a mis padres para obtener un celular y un teclado.
Junio 2007:
Durante un viaje por Europa con mi madre y hermana pasamos por París. Entramos en una tienda típica de recuerdos para turistas. Observo a unas mujeres fantásticas, las vendedoras. Hablan ocho idiomas cada una sin problemas y pueden descifrar de dónde viene uno. Al ver eso me digo a mí misma: «Quiero ser una ciudadana del mundo. Quien habla idiomas no tiene barreras».
Junio 2007:
Me voy a vivir a la montaña con mi compañero.
Julio 2007:
Estoy discutiendo con un compañero de clase y se me escapa un insulto. Siento un ardor y un dolor muy fuertes en la mejilla. Mi profesora me acaba de pegar.
Julio 2007:
Tras un par de entrevistas virtuales en «Second Life», Linden Labs me invita a San Francisco para que me presente personalmente.
Julio 2007:
Estoy parada en medio de una montaña en el desierto de Atacama, sola y frente a un horizonte infinito de colores tierra.
Julio 2007:
Estamos por el fin de semana en Dachsen, con mi novia alemana, a quien vine a visitar. De pronto me encuentro en malla, parada en el borde de un puente sobre el Rin, agarrada de la baranda. No sé por qué acepté, pero ya no puedo echarme atrás, tenemos público. Cuento en voz muy alta hasta tres, en castellano. Nos tiramos.
Julio 2007:
Conozco a un chico en una cena multitudinaria. Conversando nos damos cuenta de que vivimos en el mismo barrio por muchos años. Le cuento que de chica dejé una nota en el buzón de su casa porque escuchaba a alguien tocar el piano de una forma muy hermosa. Él me mira atónito, abre su billetera y me extiende un papel garabateado con caligrafía infantil.
Julio 2007:
Estoy en Bariloche. Estoy cansado. Quiero entrar a la habitación. Está cerrada porque hay gente adentro. Lloro de cansancio. Alguien me lleva a dormir a otro cuarto. Me duermo.
Agosto 2007:
Me reencuentro con mi ex novio en una estación de tren en Europa. Nos abrazamos y lloramos. Pasamos tres días encerrados en la habitación de un hotel sin salir ni a buscar comida.
Agosto 2007:
Estira sus manos hacia mí y me da un escalofrío. Quiere que la rescate, pero rápidamente el médico corta el cordón y se la lleva.
Agosto 2007:
La librería está repleta de gente. Estoy presentando mi primer libro: «La Identidad. Historias reales del ADN». A mi izquierda está sentado Santiago y a mi derecha Alberto. Delante mi marido y mis hijos. Me toca hablar a mí. Leo lo que tengo preparado. Leo palabras de agradecimiento. Recibo aplausos. Saludo a todos. Firmo libros.
Agosto 2007:
Lo conozco y mi mundo cambia. Por primera vez sé que no tengo que hacer nada para estar cerca de él. Se acerca a mí, comparte sus secretos, yo comparto los míos. Sé que hay alguien diseñado para mí, aunque no sea él.
Agosto 2007:
Estoy con mi amigo Iván, que me está haciendo mi primer tatuaje, una mariposa con detalles en color morado.
Septiembre 2007:
Nace mi primer hijo, cambiándome para siempre. Me convierto en mamá.
Septiembre 2007:
Me pides que me quede tal cual estoy: con el ceño fruncido, el cigarro en la boca. Jamás me creí más bella, suave, dulce. No recuerdo haberme sentido tan mujer como esta tarde de primavera.
Septiembre 2007:
Desde ayer vivo sola en un monoambiente. Mi amigo Pedro me ayudó con la mudanza. Desayuno sola por primera vez en mi mesa nueva.
Septiembre 2007:
Es de noche y mi mamá lleva mucho tiempo fuera. Tengo hambre y frío, pero aún así salgo al patio lleno de máquinas raras y de suelo arenoso solo para llorarle a la luna.
Septiembre 2007:
De noche entro a casa después del show e inmediatamente suena el teléfono. Atiendo. La mujer me reconoce y me dice: «Hablo del hospital Maria Curie, ¿puedo hablar con el hermano más grande?». Me doy cuenta de que ocurrió lo que había sospechado toda la tarde: el tumor se comió el corazón de mi papá.
Octubre 2007:
Nace mi segundo hijo, mi príncipe azul, y me ligo las trompas de falopio.
Noviembre 2007:
Nace mi primera sobrina. La observo de lejos, no para de llorar. Tomo asiento, y mi mamá me la pasa. Es nuestro primer contacto. Con mucho miedo la agarro, tan chiquita y frágil la coloco en mi pecho, pasan unos segundos y se calma por completo.
Diciembre 2007:
Estoy en una posada a la que me invitó una amiga y me acabo de encontrar a un compañero de baloncesto al que no veía hace muchos años.
Diciembre 2007:
Maputo. Entran a robar a nuestra casa. Llamamos a la policía. No tienen auto; por eso no pueden venir. Suena el teléfono y, al atender, escucho una ráfaga de ametralladoras. Me doy la vuelta: mi pareja y el guardián de la casa están tirados en el piso. Mi pareja muere desangrada. Las balas provienen de la policía que por fin ha llegado.
Diciembre 2007:
¡Soy oficialmente ingeniero!
Diciembre 2007:
Después de atender el teléfono mamá llora sin parar en su cama. Le pregunto cuatro veces qué pasa y finalmente me responde. Su respuesta me derrumba el mundo. Mi prima se ha ido.
Diciembre 2007:
Somos seis adentro de un cubículo del baño del colegio. Fumamos porro por primera vez. No me pega pero finjo que sí.
Diciembre 2007:
Mi primera comunión. No sé cuál es la intención.