Enero 2005:
Mi familia se decepciona de mí.
Enero 2005:
Dejo mi trabajo en una compañía de seguros para crear un grupo de teatro. Investigamos sobre perspectivas de género y diversidad sexual. Cumplo sueños, pero siento que me falta algo.
Febrero 2005:
Terminan de abrirme el vientre, y si bien no veo nada, escucho todo. La anestesia es de la cintura para abajo. Acaban de sacar a la bebita que llora fuerte y constante. Está toda pegajosa y me la acercan al rostro, sigue gimiendo mucho. Olivia, Olivia, le repito susurrando. Le toco la carita. Me escucha y deja de llorar. Todo es de una intensidad inigualable.
Febrero 2005:
Mi papá tuvo que volver a Santiago a buscar dinero tras habernos quedado sin nada por el robo en la playa. Mi mamá está nerviosa. No tenemos cómo comunicarnos mientras lo esperamos. Ha perdido sus documentos, sus cosas personales. La veo indefensa. Decido inventar una historia para ella con mis peluches. Logro hacerla sonreír.
Marzo 2005:
Medianoche en Hong Kong. Recorro el mercado nocturno, que se extiende por una o dos cuadras. Me llaman la atención los aromas, los colores, las lenguas extrañas. Reflexiono que estoy prácticamente en las antípodas de donde vivo y me siento un Marco Polo moderno.
Marzo 2005:
Regreso a Buenos Aires para estudiar teatro durante tres meses pero nunca me voy.
Abril 2005:
Trabajo de moza en un evento en el Teatro Colón para la comunidad holandesa, están los reyes.Tengo una bandeja con copas de champagne. Empiezo a tomarlas mientras deambulo entre Máxima y el marido.
Mayo 2005:
Estoy sola con mis hijos desde que dejé a su padre. Nuestro hogar es bonito, no tenemos muchos muebles. Bailamos «London Calling» saltando por toda la casa, pedimos una pizza y nos vamos los tres a mi cama a ver películas. Los niños discuten sobre qué vamos a ver primero. Catalina elige, es la menor. Martín se enoja y se va, pero luego vuelve. Se duermen y yo los miro.
Junio 2005:
Luego de haberle dejado unos regalos e ir a almorzar, volvemos a la casa de Nicanor. Al llegar a su puerta se oye a todo volumen uno de los discos que le regalé. Nos ve en el antejardín, se acerca y comienza a recitar Hamlet. Se detiene y me pregunta: «¿cómo sigue?». No lo sé, pero recuerdo la escena del comienzo, recito, me oye atento, hace un gesto de aprobación y nos invita a pasar.
Junio 2005:
Obligadamente tengo que madurar antes de tiempo, tomando en cuenta los problemas que tengo a mi alrededor.
Julio 2005:
Mi mamá recibe un llamado en el que le dicen que han matado a su hermano. Mi tío favorito ya no está con nosotros. No conocía el poder de la muerte.
Julio 2005:
Sus ojos verdes me cautivan y hacen nacer las famosas mariposas en mi estómago. La sonrisa no se me va ni con el frío viento de la capital ecuatoriana.
Agosto 2005:
Nace mi primogénito.
Agosto 2005:
Hago mis maletas, guardo todo en cajas. Le digo a mi mamá que me voy y ella me responde llorando: «Tú siempre vuelves».
Agosto 2005:
Estoy esperando a que se abra el telón, volteo para mirar todas las partes del interior del teatro. La orquesta comienza a tocar la obertura de «Los miserables», toda mi piel se enchina y la música envuelve mi cuerpo. Mi emoción es tanta que estoy llorando y temblando a la vez.
Septiembre 2005:
Son los últimos momentos de vida de mi mamá. Mis hermanos y yo estamos reunidos alrededor de su cama. De pronto ella fija la mirada en la foto de uno de mis hermanos que falleció de pequeño, se escucha un suspiro y sabemos que ella se ha ido.
Septiembre 2005:
Tengo a la venta una entrada para un concierto de Slayer y Megadeth. Una amiga me dice que su hermana está interesada. Yo no sabía que ella tenía una hermana. Nos ponemos de acuerdo y nos juntamos en una plaza cercana. Al llegar, ella está vestida de negro. La encuentro bien atractiva y me emociona aun más que escuche heavy metal.
Septiembre 2005:
Mi tercera boda. Por fin es el hombre perfecto, el más bueno del mundo. Somos muy felices juntos.
Septiembre 2005:
Voy a un concierto de Helmut Lachenmann con mi novia y un amigo. Salgo en el intermedio a fumar un cigarrillo y al volver lo veo sentado en las filas del medio conversando con alguien. Dudo si volver donde estaba o ir a hablarle. Me acerco y detiene su conversación para recibirme. Es amable y cariñoso, al final me da su correo.
Octubre 2005:
Estoy en un club y un amigo mío me toca el culo cuando pasa. Me doy vuelta y le doy una cachetada. Un chico que no conozco ve todo y le parezco una loca. Se presenta. Se llama Pablo. Charlamos toda la noche y nos enamoramos.
Octubre 2005:
Basilea. Siempre que hay teatro, hago pellas en la universidad.
Octubre 2005:
Jugamos la Copa Jetix. Hay música fuerte en la cancha, los padres alientan atrás del alambrado. Quedamos afuera en el primer partido.
Octubre 2005:
Veo serpientes, monjes corriendo para llegar al Ganges, el árbol de Buda, y vacas sagradas que pastan nada. Un asceta habla. Yo creo que ya estuve en Varanasi algunos kalpas atrás.
Noviembre 2005:
Habiendo decidido cambiar de carrera, me recibo de profesora de italiano. Soy feliz.
Noviembre 2005:
Todavía no puedo creer que vaya a viajar a Roma, tan llena de todo, tan lejos de mí misma justo para encontrarme.
Noviembre 2005:
Me tomo otro avión y me voy a Berlín. Me acabo de separar. Todos los días creo ver a mi ex por la calle. Yo nunca me sentí así.
Noviembre 2005:
Hace un mes que vivo sola. Me siento libre y poderosa. No extraño a mi familia para nada. Empiezo a ver una película y al rato se va la luz. Me doy un golpe en la frente: ¡Se me olvidó pagar la cuenta! Empiezo a apreciar más a mis padres.
Diciembre 2005:
Asisto a un show del artista Dani Umpi con mis amigas. Lo esperamos a la salida y cuando lo encaramos nos pregunta si tenemos una banda. Todas decimos que sí, Coca inventa el nombre: The Calefons. Él queda maravillado y nos invita a participar en su próximo concierto en Buenos Aires.
Diciembre 2005:
Con los pocos ahorros que tenemos, decidimos hacer nuestro primer viaje juntos. Vamos a Brasil. Estamos solos en un hotel inmenso. Nos sentimos poderosos, eternos.
Diciembre 2005:
Hugo tiene seis meses. Acaba de tomar cereales por primera vez en su vida y su cara denota tanto serenidad como rebosamiento. No le cabe ni medio gramo más. Presiento que hoy voy a dormir muy bien.
Diciembre 2005:
Estamos en el examen de danza clásica. Es el momento del adagio y nos dividimos en dos grupos. Miro el primer grupo mientras hacen la secuencia y me detengo en Flavia, que está muy nerviosa y se le nota en el cuerpo. La tensión le impide subir la pierna hasta donde ella realmente puede. Cuando es mi turno, lo hago consciente de mi respiración y trato de ser expresiva. Me sale muy bien.