Enero 1981:
Tocan el timbre. Abro. Martín. En su mano, tres hojas. Respira con dificultad por su asma y tal vez por la situación. Trae el texto del examen para concursar por una beca en economía en Washington un día antes que lo tomen. Ni con los libros sabe completarlo. Respondo todos los temas. Obtiene la beca.
Febrero 1981:
Las vacaciones de verano con mi hermana, primos y mis tíos. Hoy no es un día para ir a la playa y por eso vamos de cabalgata por los médanos y los bosques trayendo como trofeo piñas y penachos.
Febrero 1981:
Es verano. Estamos en San Martín en la casa de mi tía Ñata. Con mi primo jugamos sexualmente y el sexo y el deseo se encuentran. Tengo mucha curiosidad.
Marzo 1981:
«¿Mariposa o pescadito?», me pregunta el cirujano antes de aplicarme la inyección de anestesia. «Pescadito», respondo mientras me duermo lentamente en la camilla.
Abril 1981:
Vamos en auto de vacaciones por la sierra de Michoacán. A las 23.30 un grito de mi mamá alerta de que el auto se vuelca. Caemos unos 40 metros. Salgo con mi hermano y subimos el cerro en busca de ayuda. Un buen hombre nos lleva al hospital de Nueva Italia donde muere mi hermana.
Septiembre 1981:
Mi papá reaparece después de varios años de vivir en otro país. Intento localizarlo, pero no quiere verme, tampoco a mi hermano. Insisto, soy persistente. Lo encuentro.
Octubre 1981:
Mis padres dan una fiesta en casa. Me despierto en la cuna rodeado de barrotes. Angustiado trato de hablar para que alguien me saque de allí, pero me doy cuenta de que aún no sé hacerlo.
Diciembre 1981:
Mi padre me lleva a la cabalgata de los Reyes Magos de Madrid. Los llama a los gritos para que me vean. Sé que todo es mentira.
Diciembre 1981:
Llegamos a pasar la Navidad a Madrid con mi madre. Ella nos pregunta a mis hermanos y a mí, si nos gustaría quedarnos a vivir con ella en lugar de volver a Chile. Estamos en la entrada de la casa, junto al teléfono. Los tres respondemos entusiasmados que sí. No sabemos lo que nos espera.
Diciembre 1981:
Me retiro de la carrera de derecho después de tres años en Valparaíso. Me doy cuenta de que fue un error haberme inscrito en esta escuela. No tengo claro lo que haré, pero me siento muy bien conmigo.
Diciembre 1981:
Estoy sentada en una sala del Registro Civil. Me estoy casando. Oigo las palabras de la jueza, pero no logro entender lo que dice. Solo son sonidos, aunque sí entiendo cuando tengo que decir: «Sí quiero».