Febrero 1974:
Tengo 18 años, mi revolucionado país me corta las alas, mi carrera universitaria de Asistente Social no continúa, debo buscar otros rumbos. Abril 1975:
Soy marinera. Nunca lo imaginé. Debo ganarme la vida, lo voy a hacer con dedicación, amor y esfuerzo, seré la mejor. Enero 1982:
Me dan la espalda, «no es un hombre para ti», opinan todos. Contra los vientos y las mareas, uno mi vida a él. Quiero construir una familia. Julio 1983:
Mi niño hermoso no me dejan verte, no alcanzo a tocarte, solo sé que fuimos parte el uno del otro. Septiembre 1984:
Extremadamente feliz, hoy llega Amor a mi vida. Quiero que seas igual a mí, y que tu nombre le diga a quien te conozca, que nunca se olvidará de ti. Febrero 1986:
Coronas mi alegría Alejandro, llevarás un nombre que anuncia grandeza, serás defensor y protector. Siento que ya caminas por esa senda. Noviembre 2004:
Me llevo el grado más alto tras 29 años trabajando. Mis compañeros y amigos me despiden y entregan rosas, no puedo contener el llanto, lo hice bien, me entregué por completo a una labor que nunca pensé en hacer. Me siento triunfadora. Julio 2013:
Necesito despedirme de mi amada tierra, la nieve que cae me invita a rodar como si tuviese ocho años, tengo 57, no me importa, imprimo mi figura en el suelo nevado, me empapo de la tierra que me vio nacer, te amo Magallanes. Diciembre 2013:
Nuevo hogar, ahí frente a mi ventana está el mar, no había donde ponerlo, por eso Dios lo puso ahí. Recuerdo a Neruda, soy feliz. Julio 2015:
Regreso a las raíces, los 18 son los 60, mi vocación está intacta. Como voluntaria del Hogar de Cristo me siento útil, soy parte de la alegría de otras personas.