Agosto 1986:
Me van a operar. Llego a la internación con papá y mamá. Dos enfermeras jóvenes me colocan una pulserita con mi nombre y aseguran que luego me vienen a buscar. Aparece un hombre solo, alto, completamente negro con una camilla revestida de blanco para llevarme al quirófano. Rompo en llanto. Viajo en el ascensor a upa de mi papá con el hombre y su camilla vacía. Septiembre 1987:
En primer grado la maestra me propone que elija una figurita y escriba una historia. Le muestro, ella exclama sorpresa. Me pide que vaya a mostrárselo a la maestra de al lado. Esta se sorprende tanto que me acompaña a mostrarsela a la directora. Entro a la dirección con mi historia en las manos y esa maestra detrás. Hablan entre ellas sobre cómo felicitarme. Luego, me devuelven a mi grado. Agosto 1989:
Cenamos en la cocina. Se oye un ruido en la habitación. Papá se levanta y va a ver. Cuando vuelve tiene puesta la campera de lluvia y la capucha, dice que va a la terraza. Mamá se levanta y va a ver, grita, la seguimos. Sobre su cama llueve tanto como afuera. Junio 1990:
Mi papá me pasa a buscar por casa de una amiga. Llega tarde. La mamá de mi amiga me acompaña hasta el auto. Subo. Él, agarrado del volante y mirando al parabrisas, me pregunta: «Daniela, ¿de qué trabaja tu papá?». Pienso que me lo cambiaron. Octubre 1997:
En una fiesta con amigas se me acerca un varón de unos treinta. Me dice que es artista plástico y que mi cara le resulta interesante por la asimetría. No se anima a decirme que le gustaría pintar un retrato mío. Se despide diciendo que ojalá nos volvamos a encontrar cuando sea mayor de edad. Diciembre 1998:
Me entregan el diploma. Es la primera vez que mi papá entra a mi escuela secundaria. Se acerca para señalarme que uno de mis compañeros durante cinco años de estudios es mi primo. Diciembre 2001:
En mi casa hay una cena de cumpleaños. De fondo se oye un cuchicheo de metales. Termino el postre y salgo al balcón, ahora es estruendo de metales. Para entender qué pasa enciendo la tele. Repiten la declaración del estado de sitio y los puntos de encuentro de gente con cacerola. En el balcón un hombre dice: «Esto es experiencia». Agarro el cesto de papeles de mi cuarto y salgo a la calle. Enero 2016:
Estoy en la habitación compartida de un hostel. Durante la noche un hombre me despierta. Me dice que estamos solos en el lugar, camina en círculos. Las otras nueve camas están vacías. Me levanto y me pongo el pantalón largo. Salgo al patio. Miro la luna llena. Espero al encargado. A 160 kilómetros de distancia, otro hombre asesinó a una mujer en un camping, cuentan las noticias al día siguiente. Febrero 2017:
Feriado de carnaval. Muchos están de viaje. Fin de semana de cuatro días. Decido pasarlos dentro de mi casa. En un momento dado, subo a la terraza del edificio y respiro. Junio 2017:
Me llega una promoción del banco para el Día del Padre: hay 30% de descuento en librerías. Hace 22 años que no tengo padre a quien regalar. Hace un mes que quiero el libro de poemas de Marosa di Giorgio sin que el sueldo me respalde. Aprovecho la promo y me compro el libro. Empiezo a leer esa misma tarde. Es el día del nacimiento de Marosa.