Mayo 1991:
No hay nada para cenar y somos ocho. Salgo con mi mamá al abasto. Toma un kilo de harina pan, un queso y una lata de atún. Cuando vamos a pagar, la cajera le dice: «¿Está escondiendo esa lata de atún, señora?». Mi mamá contesta: «Es que no me alcanza». Allí me doy cuenta de que mi madre también tiene defectos. Febrero 1992:
Hemos ensayado durante meses y el día del estreno al niñito se le olvida el texto. Yo digo que me lo sé, subo al escenario y hago el monólogo. Es mi primera presentación en el teatro. Marzo 1993:
Entro de la mano de mi mamá a un lugar bellísimo, tan grande y adornado como una iglesia. Tiene un patio de juegos inmenso con canchas de fútbol. Va a ser mi colegio, mi templo y mi hogar por los próximos ocho años. Julio 1993:
Hoy publican los seleccionados luego de las pruebas de ingreso para el colegio. Mi mamá y yo, nos acercamos a la cartelera y allí está mi nombre. La mamá de Adriana le da una cachetada y le dice: «Bruta, no entraste». Agosto 1994:
Mi abuela discute fuertemente con mi mamá que le grita: «¿Vas a estar feliz si golpeo a Angie cuando la que se portó mal fue Karla?» Entonces me busca, me toma de un brazo y me golpea frente a mi abuela. Al ponerme a llorar, llora conmigo de cuclillas. Febrero 2001:
Le digo: «Ya no te quiero, estoy con alguien. Vete para siempre». Marzo 2003:
Yo tengo 19. Él es 21 años mayor. Lo hacemos sentados en un puff. Es la primera vez que siento un orgasmo. Agosto 2005:
Hago mis maletas, guardo todo en cajas. Le digo a mi mamá que me voy y ella me responde llorando: «Tú siempre vuelves». Mayo 2015:
El cura dice: «¿Lo aceptas como esposo?». Yo contesto con voz entrecortada: «Lo acepto». Se me salen unas lágrimas y lo miro, ambos estamos muy emocionados con los ojos llorosos. Julio 2016:
Le estoy cambiando el pañal y haciéndole muecas, cuando mi bebé me sonríe por primera vez. Reímos juntas.